La contaminación y su impacto en el medio ambiente es un tema que muchos profesionales están tratando de solucionar. Algunos, sin contar con mucha experiencia en el tema, se apasionan con esta idea hasta poder llevarla a cabo y así aportar su grano de arena. Tal es el caso de Nicolás Retamal, que después de casi cuatro años de haberse titulado como Arquitecto de la Universidad del Desarrollo, se percató de la cantidad de envases plásticos de productos de limpieza que terminaban en la basura. Para dimensionar este problema, Chile desecha cerca de 1.700 toneladas de dicho material y la mayoría termina sin ser reciclada o debidamente eliminada.
Luego de terminar su carrera en 2015, Retamal se fue a Europa para estudiar en Italia y posteriormente trabajar en Alemania. “Tuve que reinventarme porque me fui de la oficina de arquitectura en la que estaba trabajando y justo comenzó la pandemia, por lo que tuve que dedicarme a la construcción y a la limpieza. Ahí fui consciente de la cantidad de basura que se genera en los productos de limpieza. Fue como un click que tuve y dije ‘debe haber otra forma de hacerlo’”, comenta el alumni UDD, quien convirtió esta idea en el emprendimiento llamado Dropit. “Nosotros reinventamos los productos de limpieza, concentrando todo su poder en una pastilla que puede ser disuelta en agua y ser colocada en un envase reutilizable”, agrega.
vuelta en Chile, a mediados de 2020, Nicolás inició la fabricación de las pastillas, la cual fue “toda una odisea” debido a que ni él ni sus socios son especialistas, el arquitecto comenzó a estudiar química por su propia cuenta descargando papers de internet y así ir probando distintas fórmulas para conseguir el producto final. “El comienzo fue de altos y bajos porque las primeras pastillas no funcionaban. Producir al principio era más tedioso, nos demorábamos mucho en el proceso como moler los insumos, pesarlos y definir las formulaciones. Luego inventamos una máquina que nos permitió moler más rápido, pero sigue siendo bien artesanal”, manifiesta el emprendedor quien dedicó cerca de un año en investigación y desarrollo.
El equipo de Dropit ya estaba dando sus primeros pasos, cuando Nicolás Retamal descubrió que podía perfeccionar su emprendimiento de la mano de Incuba UDD, programa que busca dar apoyo y potenciar una idea de negocio o un emprendimiento ya en marcha. “La universidad nos ha ayudado mucho en todo sentido, desde las capacitaciones iniciales hasta el abanico de contactos dentro del ecosistema del emprendimiento. Además, hoy en día somos parte de ReUDD, un grupo selecto de emprendedores donde nos apoyamos entre todos. En realidad, ha sido increíble lo que han hecho por nosotros y estamos agradecidos”, destaca.
Con los primeros capitales, Dropit contrató a una química, la cual les ayudó a mejorar la fórmula y, gracias a eso, consiguieron un producto más elaborado con el que comenzaron las ventas en marzo de este año.
“Para agregarle más ciencia, queremos empezar a desarrollar biocontroladores y productos de nanopartículas”, declara el alumni y, después de ese paso, buscarán posicionarse en Chile para finalmente dar el salto al extranjero.
“Hoy en día no hay excusas para no emprender”, destaca el joven empresario, recomendándoles a los estudiantes de la UDD que “aprovechen los canales que tiene la universidad, ya que los van a apoyar en todo sentido y hay una red de personas tras bambalinas que hacen lo posible y lo imposible para que los proyectos de cada uno tomen fuerza”, concluye.