SI HAY algo que falta en nuestras ciudades son buenos espacios para el juego. El tierral de la multicancha, la plaza vandalizada, la esquina donde se juntan los “flaites” y la alta demanda que tienen los juegos infantiles al interior de los locales de comida rápida dan cuenta de que cada vez es más urgente priorizar el diseño, implementación y mantención de espacios públicos para jugar.
Para los niños, jugar es entretenerse y aprender al mismo tiempo, combinando placer y recompensa. A través del juego libre los niños aprenden sobre sí mismos y el mundo que los rodea; y a medida que avanzan en su desarrollo, van construyendo habilidades físicas, emocionales, sociales, cognitivas y creativas. Como adultos responsables de diseñar las áreas de juego para niños, debemos recordar que nuestras necesidades pueden no ser las mismas que las de los niños, y más importante aún, que el juego es prioritario y no accesorio para el desarrollo de nuestra sociedad.
El espacio del juego debe ser un lugar que garantice la justa cabida y accesibilidad a todos los usuarios, ¡pero considerando siempre a los niños en primer lugar! Nuestros parques y plazas deben ser espacios concebidos para el juego libre, inculcando en nuestros hijos que siempre serán bienvenidos, particularmente como actores clave en la esfera pública.
En este sentido, ¿qué valor le damos hoy al juego en nuestras políticas urbanas? Esta pregunta cobra relevancia en momentos en que el Senado debate la nueva Ley de Aportes al Espacio Público, de donde surgirán recursos frescos de parte de los desarrollos inmobiliarios para suplir el ya mentado déficit.
Desde una perspectiva más holística, en cuanto a su valor para la sociedad, el juego promueve estilos de vida más balanceados, el desarrollo de la familia, genera beneficios para la salud (física y mental), fomenta la creatividad y la inspiración, reduce la delincuencia, y genera toda una serie de beneficios sociales y económicos indirectos. El juego, además, es una herramienta clave para enfrentar los desafíos que agobian a los niños y jóvenes de hoy: la obesidad, el sedentarismo, la depresión, la adicción a las redes sociales. Contar con un área de juego atractiva permite abordar en parte estos desafíos.
http://voces.latercera.com/2015/10/19/pablo-allard/el-valor-en-juego/