En las últimas semanas, las autoridades y los expertos urbanos, se han referido a las medidas contempladas para hacer frente a la creciente contaminación ambiental de Santiago. Gran parte de ellas aluden a la implementación de vías segregadas con pistas sólo buses, nuevas vías exclusivas donde no pueden circular vehículos particulares y, ejes ambientales que rigen en los episodios de preemergencia ambiental en los horarios punta de mañana y tarde. Todas estas medidas apuntan a descongestionar dichas vías disminuyendo por ende la emisión de contaminantes y aumentando las velocidades de viaje del transporte público.
Visto desde el Diseño Urbano y de la Arquitectura del Paisaje, estas medidas de transporte son la esperada oportunidad de mejorar sustancialmente el espacio de las calles de nuestra ciudad, ya no sólo desde el punto de vista de la circulación de los buses, sino también desde una visión global de mejoramiento de las condiciones urbanas y de la calidad del espacio público. De este modo, la necesidad de reestructuración de las calles que albergan vías segregadas, exclusivas o ambientales, debe entenderse como una excelente e imperiosa oportunidad de rediseñar adecuada y respetuosamente los espacios para cada uno de los usuarios, transporte público, peatones y ciclistas, aportando calidad al lugar en busca de lograr un ambiente más grato e inclusivo.