El miércoles pasado se publicó en el diario oficial la modificación a la Ley General de Urbanismo y Construcciones que literalmente salva la vida a los “cerros islas”, áreas verdes y cesiones viales de nuestras ciudades.
Para hacer la historia simple, toda ciudad requiere que en su planificación se definan reservas para que a futuro se construyan áreas verdes, espacio público, calles y avenidas. Este tipo de reservas de “utilidad pública” pueden afectar terrenos privados, lo que obviamente limita el legítimo derecho de los propietarios para invertir y desarrollar sus predios al máximo potencial. Para revertir ese posible perjuicio, el año 2004 el Minvu modificó la ley poniendo un plazo de cinco años para que se expropiaran los terrenos, de manera de ejecutar esas vías o consolidar dichos parques y áreas verdes; de lo contrario, caducarían las reservas y los terrenos afectados automáticamente quedarían disponibles o tomarían la norma adyacente. En 2009 en forma urgente se improvisa una postergación que luego se ratifica por otros cinco años. Pero como no hay plazo que no se venza, y como era de esperarse, pese al desarrollo económico de los últimos 10 años, poco o nada se invirtió en parques, espacio público y ciudad, quedando más de 15 mil hectáreas sólo en la Región Metropolitana amenazadas de pasar a ser “desarrollables”, y muchas calles y avenidas condenadas a quedar estrechas y con edificios, siguiendo distintas líneas de edificación en lugar de una fachada armónica y continua.
http://voces.latercera.com/2014/11/03/pablo-allard/las-islas-del-tesoro/