Para nadie es misterio que nuestras ciudades se avecinan hacia el colapso vial. En la medida que nuestro país se desarrolla y los ingresos aumentan, el número de viajes y propietarios de vehículos seguirá creciendo, y tenemos que prepararnos para ello. Hoy se venden en promedio mil autos nuevos al día en Chile, de los cuales 500 quedan embotellados en la capital.

Para ser francos, el problema no es la propiedad del automóvil, sino su uso. Nadie quiere quitarle el derecho a nuestra enorme clase media emergente de acceder a la movilidad personal. El automóvil es signo de libertad y estatus, pero más importante aún, amplía las oportunidades de sus propietarios al incrementar el área de influencia de sus desplazamientos. El problema es el costo que genera esa libertad al resto de los ciudadanos cuando ella se ejerce en ciudades extensas y segregadas, con grandes déficit de vialidad local y mala cobertura de transporte público de calidad como las nuestras.

http://voces.latercera.com/2014/10/20/pablo-allard/avenidas-versus-autopistas/