Hace un par de meses, en la primera marcha por el patrimonio que haya visto Santiago, activistas y autoridades la en cabezaron con un cartel que decía: ?Patrimonio somos las comunidades?. Y tenían razón. Más atrás venían, entre otros, representantes del Club Matadero, de la Escuela de Artes y Oficios Fermín Vivaceta, vecinos del barrio Matta, del barrio Monterrey y decenas de grupos como los que hablan a continuación. Alrededor de tres mil personas que demostraron varias cosas acerca del patrimonio ese día: que no se trata solo de edificios antiguos, que no está solamente en el centro, que conocerlo es comenzar a quererlo, que como causa atrae cada vez más gente, y más diversa.
EN TERRENO CHILE
Felipe Bengoa y Nicolás Fernández – Alumnos de Proyecto de Título – Universidad del Desarrollo
Uno vive en Lo Barnechea y el otro en Las Condes. Ambos están en proceso de titularse como arquitectos en la U. del Desarrollo. Con su proyecto -EnTerreno Chile- y su presencia en la marcha por el patrimonio, Felipe Bengoa y Nicolás Fernández están demostrando erróneos dos posibles prejuicios.
Prejuicio 1: En el “barrio alto”, “la cota mil”, o como quieran llamarlo, los jóvenes no tienen idea de qué, es ni dónde queda la Quinta Normal; mucho menos les podría importar lo que pase con ella. “El patrimonio no es solo un conjunto de edificios antiguos. Es algo mucho más amplio. Incluye costumbres, ritos y prácticas que componen la identidad”, explica Felipe Bengoa. “Pero si se trata de defender el legado arquitectónico y las fundaciones de la ciudad, esa tarea no puede quedar solo en manos de la gente que lo habita o tiene una mayor cercanía”.
Prejuicio 2: Enfrentada al progreso o la modernización, cualquier forma de patrimonio está condenada. “Cuando comenzó un plan de remodelación de las estaciones del Metro y se intentó retirar los mosaicos originales”, recuerda Nicolás Fernández, “ese proceso se detuvo gracias a una campaña en la redes sociales. Hoy se puede lograr presión. Decir ‘Me importa’ es contagioso y cuando otros te ven, se suman”. Ellos lo han comprobado a través de EnTerreno Chile y sus cuentas en Facebook Twitter e Instagram. Comenzaron publicando fotos antiguas de Santiago. De cero seguidores han llegado a tener más de 30 mil, con la sensación de que cada “Me gusta”, significa una pequeña muestra de aprecio por el patrimonio y la historia.
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