Afinar El Cuerpo del Arquitecto
Afinar el cuerpo del arquitecto se asimila al momento previo al concierto, cuanto los músicos afinan sus instrumentos al tono de concierto equivalente a la nota LA en 440Hz de frecuencia.
El afinar el instrumento del arquitecto, consiste en disponer la voluntad para que, usando los sentidos, el arquitecto se detenga en algo que está en otro ámbito del habitual, en aquello desconocido, y por medio de la observación y el dibujo, hacer presente en el mundo sensible, aquello que los sentidos apenas vislumbraron, como un fugaz destello de claridad.
El taller de segundo año consiste principalmente en afinar la mirada para “ver” la belleza de la realidad. Aquella realidad despojada de toda superficialidad, ideología, influencia, vanagloria e inmediatez. Aquella realidad que surge del trabajo, de la paciencia, del esfuerzo, de la perseverancia, del silencio interior, de la humildad y del estudio. Aquella realidad que se conquista, se conoce y se profesa.
Lidiar con lo real, configura el cuerpo del arquitecto, y esa experiencia propia, lo habilita para ejercer el oficio, lo vuelve competente para servir a la sociedad. Ya que no hay “Competencia” si no hay belleza, y no hay belleza si no hay “verdad”.