Un primer ejercicio para un primer año, permite detectar y analizar una obra como referente desde la calidad de su volumetría, explorar una evolución o desenlace a partir de una sucesión de acciones relativas al cambio de una pieza y su consecuencia espacial. La abstracción desde una acción convoca a la arquitectura. Espacio, masa, materia y movimiento plasmados en una representación del iterar.
La primera unidad propone el estudio del territorio en su condición de abandono, la escala detona un modo de proyectar mediante acciones que desplieguen lógicas geográficas. Trabajamos sobre escenarios, climas y tiempos en un diálogo prudente, certero y respetuoso con un territorio que acoge en una intervención esencial.
Desde un recorrido urbano se da cabida a un habitar a partir del análisis de actos y oficios y a la capacidad de los objetos de activarse como fenómenos para un entorno. Un cuerpo, una atmósfera de patrimonio intangible como nuevo hito dentro del casco histórico de Santiago.
En el desarrollo del segundo semestre, el análisis de la temporalidad permite descubrir escenarios conceptuales de múltiples actores. El acto de celebrar entendido como fiestas costumbristas permite experimentar la evolución hacia la arquitectura, espacialidad y posibilidades que esta entrega. El caso se aborda como Arquitectura de objetos efímeros ajustados en su forma a un contexto, artesanía contemporánea, escenas, medios, entendidos como un espacio en respuesta a un entorno inmediato relevado mientras se responde a necesidades programáticas y plásticas.
Una suma de piezas a lo largo de Chile, un modo de celebración que propone un elemento que reúne y convoca a un colectivo dando forma al encuentro.