Durante el siglo XIX y XX vimos surgir con fuerza los barrios de la ribera norte del Mapocho. “La chimba” fue dando vida a La Vega en Independencia, Patronato en Recoleta y Bellavista en Providencia. Barrios que se fueron urbanizando e incorporando a la ciudad formal que crecía entre el río y la Alameda. Ello generó grandes obras de urbanismo e infraestructura como los antiguos puentes de acero o el generoso puente del Arzobispo con sus distintivos arcos y bulevar comercial. En ese entonces los puentes no eran sólo infraestructura vial. Sus generosas veredas y la continuidad que producían por el hecho de estar al nivel de calles, con cruces semaforizados e incorporadas al sistema de avenidas-parque del Mapocho, hicieron que la sutura urbana de estos puentes fuera completa y agradecida hasta hoy.
http://voces.latercera.com/2014/03/24/pablo-allard/hora-de-tender-puentes/