“Incorporar a las mujeres en la Arquitectura y el Urbanismo es tan importante como integrarlas en todas las disciplinas que están practicando hoy en día para construir, sobre todo los entornos donde circulamos y habitamos”, opina Francisca Astaburuaga, directora del Centro de Innovación en Ciudades (CIC) de la Facultad de Arquitectura y Arte UDD, quien explica que “durante mucho tiempo se ha puesto el foco de alguna manera en un habitante tipo, que es más bien, una persona de edad media, hombre que trabaja; pero la verdad es que la ciudad y todo el espacio que habitamos está utilizado por multiplicidades de personas. Las mujeres, por ejemplo, son las que cuidan a los otros individuos que están circulando por las calles, como adultos mayores y niños, muchas veces con capacidades diferentes, entonces son capaces de tener una visión mucho más holística de estas personas que requieren un entorno amable, un entorno que funcione y un entorno que la haga sentir bien”.
La arquitecta y urbanista ingresó hace poco al directorio del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), con el fin de aportar desde el punto de vista femenino en distintos tipos de políticas públicas de largo plazo que fomenten las mejores prácticas para el desarrollo de la infraestructura. Por esa razón, Francisca Astaburuaga, entrega detalles de cómo las mujeres han ido aportando en la Arquitectura.
Las mujeres en los últimos 40 o 50 años han aparecido como grandes creadoras, como personas con una capacidad enorme de gestionar obras. De hecho, las grandes arquitectas del siglo pasado, muchas veces eran las esposas o la mujer de un buen arquitecto. Hoy en día, tenemos en Chile y en el mundo grandes creadoras que han roto ese paradigma del artista masculino. Somos pensadoras, artistas, articuladoras y con una mirada interesante sobre la ciudad. Ahora, en temas urbanos, se ha incorporado esta mirada femenina que complementa la masculina. Pero yo creo que como arquitectas y diseñadoras las mujeres siempre han sido buenas, simplemente antes tenían menos espacio. No diría que es una Arquitectura de mujer o de hombre, es simplemente Arquitectura y hay muchas mujeres capaces de hacerlo.
Una ciudad realizada solo por mujeres sería incompleta. Lo completo sería poder unir esta visión de lo que requiere o se ha pensado del mundo masculino con esta mirada femenina. Una mujer muchas veces sale de su casa y pasa a dejar un niño al colegio, o tiene que entretenerlo por un rato, o tiene que hacer compras, tiene que pasar a ver a su mamá, o a su papá, también tiene que ir a trabajar. Entonces todas esas cosas tienen que ir siendo resueltas de alguna manera por una ciudad, un espacio que le da un buen sistema de transporte. Una ciudad multifuncional y multidimensional se acerca mucho más a lo que las mujeres hoy en día le piden o requieren del espacio por el que circulan y hay que empezar a pensar de esa manera, no solo en lo productivo, sino también en eso que no tiene valor y no tiene precio, pero para quien lo haga tiene un valor enorme, lo que hacen las mujeres en el día a día son muchas funciones no remuneradas, que la ciudad, debiera poder facilitar a las mujeres y no solo pensar en lo que produce dinero.
Como directora en el Centro de Innovaciones en Ciudades le ha tocado “conectar”, no sólo a profesores y alumnos capaces e interesados en investigar cosas nuevas, sino también con otras facultades, profesionales y gente que trabaja en la UDD, quienes han sido creadores de proyectos que han realizado. “Creo que los temas de la ciudad son temas que convocan a muchas disciplinas, por lo tanto, ha sido un camino interesante y entretenido el ir sumando conocimientos a los proyectos que hemos ido desarrollando”, destaca.
Nunca dejen de confiar en su intuición, en su capacidad de leer los espacios desde su experiencia, en su capacidad de entender las relaciones más sutiles que tienen las personas con la ciudad y digamos con todas las cosas que forman o nos rodean. Esa mezcla del aprendizaje racional, ya de concretar cosas y la lectura de lo sutil, es en lo que aporta mucho como mirada femenina.